El árbol de Navidad

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Hoy he vuelto a comprobar por qué el Diario de Burgos tiene el apodo de “El mentiroso”. Sin ningún esfuerzo por informarse correctamente (como es habitual) ha caído en un error bastante común para quienes no se quieren informar. Ha puesto en una página entera y bien grande que la tradición del árbol de Navidad es de origen pagano.

Bueno, pues para que no se tenga excusa, explico brevemente el origen de esta tradición utilizando en gran parte la explicación que viene en el número de esta semana del semanario Alba.

Corría el siglo VII d.C. San Bonifacio estaba predicando en tierras germanas, donde se practicaba la religión de los druidas. Éstos atribuían carácter sagrado a un roble. Así pues, San Bonifacio trató de destruir tal roble, el cual, al caer, derrumbó a todos los árbolos que había a su alrededor, excepto a un pequeño abeto al que San Bonifacio llamó “árbol del Niño Jesús”, al considerar este hecho como milagroso. Fue algo tan impactante para los cristianos de esas zonas que se tomó la costumbre de regalar y adornar un abeto por Navidad. En el siglo XVI, Lutero instituyó y generalizó la costumbre de adornarlo con velas encendidas, pasando después esa tradición a otros países.

He ahí la historia del árbol de Navidad. ¿Una tradición pagana? Pues va a ser que no. Así que quienes pongan todo ufanos su árbol de Navidad pensando que están haciendo algo maravillosamente laicista, que sepan que no están haciendo más que poner un símbolo cristiano en sus casas, en unas fechas (dicho sea de paso) en las que se celebra una fiesta cristiana. Aunque puede ser que, al igual que Hitler, digan que celebran el Solsticio de Invierno. Pero bueno, oye, como si quieren celebrar las tormentas de verano…

Jorge Sáez Criado escritor ciencia ficción y fantasía
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Jorge Sáez Criado tiene una doble vida: unos días escribe sobre espiritualidad y otros hace sufrir a personajes imaginarios que se enfrentan a épicas batallas entre el bien y el mal. Informático durante el día y escritor durante la noche, este padre de familia numerosa escribe historias con una marcada visión positiva de la vida sin dejar de lado una de las principales funciones de la ficción: explorar la verdad.