¿Qué tal?
¿Cómo estás?
Seguro que muchas veces te han hecho estas preguntas o similares al saludarte. Quizá también las has hecho tú. Se han convertido en frases hechas, en preguntas de cortesía.
Por desgracia.
Porque, el grave problema de que solo sean de cortesía es que, la mayoría de las veces, no se espera una respuesta sincera. Más aún, resultaría muy incómodo que nos dieran una respuesta sincera. Lo que está “establecido” es un “bien, ¿y tú?” o algo parecido. Nada que comprometa.
En realidad, aunque se utilicen esas expresiones, por lo general no interesa la respuesta. Es una especie de saludo.
Y creo que eso debería cambiar. Porque todos tenemos derecho a sentirnos mal y a no tener que fingir que no es así, que todo es maravilloso y vivimos en el país de la piruleta. Hay veces que nos va mal. Otras que nos va muy mal. Y, sí, por supuesto, otras que todo va bien o muy bien.
Pero no es nada agradable oír que alguien te pregunta qué tal estás y saber que, en realidad, le importa un bledo. Que, aunque lo que te gustaría sería decirle “fatal, no termino de ver la luz … Sigue leyendo