¿Qué son el ayuno y la abstinencia?

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Ayuno y abstinenciaEl Miércoles de Ceniza entramos en el período de Cuaresma. Este es un tiempo especial para prepararse para la Semana Santa, rememoración de la Pasión, muerte y Resurrección de Nuestro Señor.

En este período hay un par de cosas que la Iglesia nos pide y a veces no se entienden bien. Se trata del ayuno y la abstinencia.

El ayuno es no hacer más que una comida fuerte al día. En las otras puede ser algo muy ligero. Hay que guardar ayuno el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.

La abstinencia se refiere a no comer carne. Se hace los viernes de Cuaresma, el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. De la misma forma, la Iglesia también nos pide que nos abstengamos de carne el resto de viernes del año, aunque esto último puede variar según las conferencias episcopales, que pueden indicar otras prácticas de piedad. Sin embargo, la abstinencia de los viernes de Cuaresma es obligatoria, al igual que el ayuno del Miércoles de Ceniza y del Viernes Santo.

Como es lógico, los enfermos, según sus posibilidades, estarán excluidos de estas prácticas penitenciales. Igualmente, las mujeres embarazadas y las lactanctes, según las necesidades de alimentación para sus hijos. De todas formas, en caso de duda, siempre es importante consultar al director espiritual. Sin embargo, que una persona no esté obligada a esta forma de ayuno y abstinencia no quiere decir que no deba hacer ningún tipo de ayuno y abstinencia.

Pero, ¿por qué ayunar? Bueno, en la misma Palabra de Dios se nos dice la importancia de esta práctica. El mismo Cristo se retiró al desierto a orar y ayunar. Y, en una ocasión, le indicó a sus discípulos que “esta clase de demonio sólo puede ser expulsada por la oración y el ayuno” (Mc 9, 29). Además, tanto en los libros del Antiguo Testamento como en los del Nuevo Testamento, no solo los Evangelios, sino también los Hechos y las distintas cartas se le da mucha importancia a esta práctica. En los enlaces que pondré más abajo para más información se pueden ver ejemplos concretos.

El ayuno y la abstinencia son un medio de conversión. Ayudan al dominio de las pasiones (es decir, a dominarse a uno mismo) y como reparación de los pecados. Nos permiten acercarnos al sufrimiento de los demás y al del mismo Cristo, y unirnos más a ellos. Nos ayudan a darnos cuenta de nuestra debilidad y nuestra dependencia de Dios.

Tanto en el ayuno como en la abstinencia es importante la obediencia. El ayuno quizá lo vemos más claro, pero la abstinencia… Siempre hay alguien que dice que vaya tontería, que a él no le cuesta no comer carne (aunque, por propia experiencia, puedo decir que justamente esos días son los que más ganas tengo de comer carne). Pero, aparte del significado intrínseco del ayuno y de la abstinencia, se encuentra el valor de la obediencia: lo hago porque me lo pide la Iglesia. Y, si me lo pide, por algo será. La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo. Así, si pide algo concreto como modo de penitencia común para todos los católicos, debemos cumplirlo. Eso, de por sí, ya tiene más valor que si hiciéramos enormes penitencias flagelándonos todos los días en contra de lo que nos diga la Iglesia.

Sin embargo, el ayuno y la abstinencia no se tienen que reducir a eso. Si ayunamos pero realmente lo hacemos sólo por cumplir, sin querer convertirnos, sin profundizar en nuestra vida interior, tampoco sirve de mucho. Dios puede operar en el alma incluso con ese poquito, pero no deja de ser mejor buscar la conversión. ¿Y si ayunamos también de otras cosas que nos gustan y, de alguna forma, nos esclavizan? ¿Y si nos abstenemos de ese comentario insultante, de esa mirada ofensiva, de ese capricho? ¿Y si tratamos de ayudar a quienes menos tienen, tanto desde el punto de vista físico como espiritual?

El tiempo de Cuaresma es para prepararnos, para convertirnos, para unirnos más al sacrificio del Señor. No lo podemos dejar pasar como si solamente fuera una preparación para unas posibles vacaciones de Semana Santa. Porque en esa Semana celebramos lo central de nuestra fe: la Pasión y la Resurrección de Cristo.

Más información:

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Jorge Sáez Criado escritor ciencia ficción y fantasía
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Jorge Sáez Criado tiene una doble vida: unos días escribe sobre espiritualidad y otros hace sufrir a personajes imaginarios que se enfrentan a épicas batallas entre el bien y el mal. Informático durante el día y escritor durante la noche, este padre de familia numerosa escribe historias con una marcada visión positiva de la vida sin dejar de lado una de las principales funciones de la ficción: explorar la verdad.