Un buen día, mi confesor me recomendó un libro que yo sólo conocía de nombre y de que su autor era san Josemaría Escrivá de Balaguer. Fiándome de su buen criterio, fui a la Casa de la Iglesia y allí encontré el que se convertiría en mi ejemplar de Camino, un librito pequeño de tamaño pero inmenso en su interior. Y cuando digo pequeño es que es pequeño, 12×8.5×0.7 cm. Perfecto para tener a mano en cualquier momento.
Pues bien, este libro es una joya. Ni más ni menos. Se trata de una serie de 999 puntos para meditar y mejorar en tu vida espiritual, agrupados según temas y con un buenísimo índice, lo que hace mucho más sencillo buscar aquellos puntos de meditación que más necesitas en un momento dado. Perseverancia, caridad, apostolado… Todo tipo de temas importantes para el desarrollo interior del cristiano.
No puedo dejar de recomendarlo, pero no para leerlo de un tirón, por supuesto. Este es uno de esos libros que hay que degustar poco a poco. Incluso delante del Santísimo, si es posible. Leer un punto. Detenerse sobre él y saborearle. Una vez terminado, pasar a otro punto. Sacar todo el jugo a cada reflexión. Un jugo que podría cambiarte la vida, abrirte los ojos, llenarte de alegría…
Si puedes, consigue un ejemplar. Merece la pena.