En la intimidad con el escritor
En una entrada anterior dejaba caer que la escritura es una forma de comunicación diferida entre el escritor y el lector. Pero no entraba en un detalle quizá sobrecogedor: el acto de leer es un acto de una tremenda, fantástica y, por qué no decirlo, liberadora intimidad con el escritor.
¿Cómo no iba a serlo? Durante horas, en ocasiones muchas horas, el lector desconecta de su realidad para introducirse de lleno en la realidad subcreada por el autor. Todo ese tiempo, el lector vive en la cabeza del autor, por decirlo de alguna manera. Esto es liberador. ¿A nadie más que a mí le ha ocurrido tener un día malo, pero malo malo, y que el acto de ponerse a leer un libro te saque de raíz de tus problemas, haciéndote desconectar de ellos para luego volver con mejor actitud? Porque a mí sí me ha pasado. Con no poca frecuencia.
El escritor te presta un mundo en el que perderte durante un tiempo y eso lo hace liberador, pero es tan íntimo como entrar en el pensamiento de otra persona y darse un paseo por él. Un paseo en el que le das un cheque en blanco … Sigue leyendo