«Dios no ha venido a impedir el dolor. Ni siquera ha venido para explicarlo, sino que ha venido para llenarlo con su presencia.» Paul Claudel.
«Dios extiende sus brazos en la Cruz para abrazar hasta los confines del universo.» San Cirilo de Jerusalén.
«Llevando a efecto la redención mediante el sufrimiento, Cristo ha elevado juntamente el sufrimiento humano a nivel de redención. Consiguientemente, todo hombre, en su sufrimiento, puede hacerse también partícipe del sufrimiento redentor de Cristo.» Beato Juan Pablo II.
«Quien conoce la Pascua no puede desesperar.» Dietrich Bonhoeffer.
«Hermanos, haceos bien a vosotros mismos, ¿queda claro?» San Juan de Dios.
«En Jesucristo Dios mismo se hizo hombre y nos concedió contemplar en cierto modo la intimidad de Dios mismo. Y allí vemos algo totalmente inesperado: El Dios misterioso no es una soledad infinita; es un acontecimiento de amor. Existe el Hijo que habla con el Padre. Y ambos son uno en el Espíritu, que es, por decirlo así, la atmósfera del dar y del amar que hace de ellos un único Dios.» Benedicto XVI.
«Nadie puede tener a Dios por padre si no tiene a la Iglesia por madre.» San Cipriano de Cartago.
«Amar a Cristo y amar a la Iglesia es una misma cosa.» Hermano Roger Schutz.
«La Iglesia es también este barco que «con su velamen que es la cruz de Cristo, empujado por el Espíritu Santo, navega seguro en este mundo».» San Ambrosio de Milán.
«La mayoría de los hombres no sospecha lo que Dios haría de ellos si únicamente se pusieran a su servicio.» San Ignacio de Loyola.
«Porque con esta Iglesia [la Iglesia de Roma] en razón de su origen más excelente debe necesariamente acomodarse toda Iglesia, es decir, los fieles de todas partes, porque en ella se ha conservado siempre la tradición de los apóstoles.» San Ireneo de Lyon.