Comienza la función

publicado en: Vida cristiana | 0

Comienza la función, falta de respeto en MisaNo sé a vosotros, pero a mí me da la sensación demasiadas veces de que para muchos, la Misa, en lugar de ser una entrada en el profundo misterio de la Redención, un encuentro con Dios, con el Señor, ha pasado a ser un teatrillo y poco más. El público se sitúa en sus bancos, charla hasta que la Misa comienza (a veces, también mientras se desarrolla) y, en cuanto el sacerdote acaba la función, el público sale disparado continuando la conversación sin demasiados miramientos por mantener un mínimo de respeto a quien se supone que sabemos que está ahí.

Es más, yo diría que al teatro la gente suele ir con mejor actitud. Por lo general, en estos eventos no te pones a hablar por el móvil como si no pasara nada. Ni se suele llegar tarde.

Por supuesto, no se da en todos los casos ni con todas las personas, que ya sé que generalizar suele ser un error. Pero no faltan. Y lo observamos con mayor facilidad en eventos de la BBC: bodas, bautizos y comuniones. Podríamos añadir también las confirmaciones. Es como si los familiares y demás invitados fueran a ver un espectáculo sin tener muy claro su papel en él.

Esto es un indicador bastante claro del nivel de secularismo que tenemos en la Iglesia. Y no es ninguna tontería. Cuando ni siquiera somos capaces de entrar de cualquier manera en el despacho de nuestro jefe, parece mentira que nos importe bastante poco cómo nos ponemos delante de quien es la Vida y la actitud que tenemos ante Él. ¿Valoramos más a nuestro jefe que a Dios? ¿Nos impone más respeto? La respuesta, me temo que para muchos, es sí.

Seamos realistas, mucha gente va a Misa por cumplir. No creen de verdad quién está ahí, en el sagrario, esperando. No creen de verdad que, en ese cacho de pan que el sacerdote levanta, esté Cristo. Alguien me preguntará: ¿acaso conoces la mente de todos y cada uno de los que van a Misa? Obviamente, no. Pero, con ver la disposición exterior, se pueden deducir muchas cosas de la interior. ¿Cómo puede ser que haya tanta población con problemas en las rodillas para que no se puedan arrodillar en la consagración, siendo esto obligatorio (salvo en caso de dificultad como la enfermedad)? ¿No sería bueno que los mismos sacerdotes recordaran de vez en cuando que hay que arrodillarse en la consagración?

Pero ojo, que también va pareja la pregunta: ¿cómo puede ser que haya iglesias en las que desaparecen los reclinatorios, sabiendo como los sacerdotes deben saber, que los fieles deben arrodillarse en la consagración?  Si hay sacerdotes que parecen no creer en la transustanciación, difícil es que se lo crean sus fieles. O cuando los mismos sacerdotes parecen, en ocasiones, empeñados en convertir la Misa en un espectáculo para procurar que el público no se aburra, con luces, música sensiblera que, en vez de introducirte en el misterio, solo busca generar emociones y sentimientos volátiles, tanto miedo al silencio que meten canciones ñoñas hasta en la sopa, y suma y sigue.

En definitiva, una liturgia para el público, no para Dios.

Nos hemos acostumbrado a Dios. Hemos desvirtuado el Misterio, el mayor misterio que puede haber. Hay que ser misionero, sí, pero entre los propios católicos para que se vuelvan a encontrar con ese Dios a la vez misterioso, trascendente y cercano.

¡Haz clic para puntuar esta entrada!
(Votos: 1 Promedio: 5)

Meditando el Santo Rosario: libros que te ayudan a orar

Jorge Sáez Criado escritor ciencia ficción y fantasía
Seguir Jorge Sáez Criado:

Jorge Sáez Criado tiene una doble vida: unos días escribe sobre espiritualidad y otros hace sufrir a personajes imaginarios que se enfrentan a épicas batallas entre el bien y el mal. Informático durante el día y escritor durante la noche, este padre de familia numerosa escribe historias con una marcada visión positiva de la vida sin dejar de lado una de las principales funciones de la ficción: explorar la verdad.