Cómo escribir diálogos

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Los diálogos son una parte muy importante de cualquier novela. Nos ayudan a mostrar la personalidad de los personajes, a avanzar la trama, a dar información (siempre sin caer en el infodumping, no como en ciertas novelas bastante famosas en las que lo hacen hasta en monólogos), además de otros usos que veremos más tarde.

Sin embargo, esa importancia puede hacer que nos sintamos incómodos a la hora de escribirlos.

Muy bien, pues vamos a aprender todo sobre los diálogos, desde cómo se escriben hasta recomendaciones para escribir diálogos creíbles.

Cómo escribir buenos diálogos

¿Qué es un diálogo?

Bueno, esta es una pregunta con fácil respuesta: se trata de una conversación entre varios personajes. Como hasta ahí creo que ya habíamos llegado todos, pasemos a la siguiente sección.

¿Para qué sirven los diálogos?

Este es un tema con más enjundia. Los diálogos tienen unas cuantas utilidades.

  1. Mostrar la personalidad de los personajes, sus relaciones, su evolución… Nos muestran cambios en tiempo real, mientras están hablando. Los personajes, charlan, discuten, se insultan, tratan de conquistarse. Cada palabra de cada uno de ellos debería ser una expresión de su propio mundo interior.
  2. Avanzar la trama. De la misma manera, este intercambio entre los personajes hace que la historia avance sin la necesidad de que el narrador tenga que ir relatando cada detalle. Son los propios personajes en este caso los que se encargan de que todo siga adelante.
  3. Son grandes ejemplos del famoso “muestra, no digas”. En lugar de tener a un narrador diciéndonos lo que ocurre son los propios personajes los que, al sufrirlo en sus carnes, nos muestran las situaciones tal y como las viven ellos.
  4. Aportan movimiento en la historia. Una narración demasiado larga puede ser aburrida y perderse en abstracciones. Los diálogos la hacen aterrizar a la concreción de la vida de los personajes. Resultan mucho más dinámicos que los bloques narrativos o descriptivos.
  5. Aportan información. Los personajes pueden dar la información que sea necesaria de una manera orgánica y ágil mediante sus propias conversaciones. Pero con cuidado, recuerda que el infodumping es una mala práctica que queda además bastante mal y se nota mucho.
Cómo escribir y puntuar diálogos

¿Cómo escribir y puntuar los diálogos?

Los diálogos tienen dos partes: el parlamento y la acotación. El parlamento es lo que se dice y la acotación da información extra, como quién es el que habla, cómo lo hace, las circunstancias en las que lo hace, etc.

Este es un ejemplo de mi libro Atrapados en Eyrinn:

—La decisión está tomada —dijo él, suspirando—. Haré lo que haga falta para mantener a mi familia a flote. Si muero, al menos podréis cobrar el seguro de vida. No es gran cosa, pero os servirá para aguantar un tiempo.

En él se puede ver cómo la acotación indica que el que habla (que, por cierto, se llama Nacho) acaba de tomar una decisión difícil y suspira por ello.

Por supuesto, la acotación no es en absoluto obligatoria.

En inglés se hace de otra manera, pero en español, los diálogos se inician con la raya. No con un guion, con una raya. En el teclado no está este signo de puntuación, pero en Windows se puede encontrar con el mapa de caracteres, en Word está en la opción de insertar símbolo y en programas como Scrivener se puede hacer que, al escribir un doble guion, lo cambie a una raya. De hecho, creo que en Word se puede hacer algo similar, aunque no estoy seguro. Y siempre la puedes conseguir pulsando Alt + 0151. En cualquier caso, no hay excusa para no utilizar el signo correcto.

Por tanto, al iniciar cada parlamento en el estilo directo, hay que poner una raya. Y la acotación, de haberla, debe estar entre rayas o entre raya y punto.

La raya va pegada a la palabra siguiente si es de apertura y a la anterior si es de cierre. Eso es válido tanto para el parlamento como para la acotación. Eso sí, si no hay acotación, tampoco habrá raya de cierre.

—Por favor, no lo hagas. —Rebeca le cogió de las manos, con las lágrimas corriendo por sus mejillas. Él también lloraba.

—Tengo que hacerlo.

Te habrás fijado en que hay ocasiones en las que la acotación aparece como una frase aparte y otras en las que parece estar más integrada en el parlamento. Bien, el caso general es que, cuando se está utilizando un verbo referido a actos de habla, de pensamiento o de creencia, la acotación irá integrada en el parlamento. Es decir, de esta manera:

—La decisión está tomada —dijo él, suspirando—. Haré lo que haga falta para mantener a mi familia a flote.

En caso contrario, es como si la acotación fuera una frase nueva.

—Por favor, no lo hagas. —Rebeca le cogió de las manos.

Puedes ver que el parlamento termina en punto y después comienza la acotación, en la que la primera palabra estará en mayúscula.

Hay algunas excepciones, como que la acotación sin verbo de este tipo interrumpa una frase inacabada:

—Aquí hay una acotación —recogió el papel de la mesa— en medio del parlamento.

O cuando se utiliza uno de los llamados verbos de emoción, que indican la manera en la que se dice el parlamento.

—Esto parece complicado —sonrió.

Los signos de puntuación con los que pudiera terminar la acotación van después de la raya, si es que hay raya de cierre (es decir, si continúa el parlamento tras la acotación).

—La decisión está tomada —dijo él, suspirando—. Haré lo que haga falta para mantener a mi familia a flote.

¡Por cierto! Para terminar esta sección, si el diálogo es muy largo, al dividirlo en varios párrafos, el primero empieza con raya y los siguientes con las comillas de cierre: ». Estas comillas, además de en el mapa de caracteres o insertando símbolo, se puede obtener con Alt + 175. Las de apertura, como nota al margen, se consiguen con Alt + 174.

Cómo escribir diálogos creíbles

Cómo escribir diálogos creíbles

El primer consejo que te voy a dar para escribir diálogos creíbles es que no los hagas demasiado reales.

Eso no te lo esperabas, ¿eh?

Fíjate en cómo suelen ser nuestras conversaciones. Muletillas por todas partes, temas intrascendentes… No veo yo muy apasionante que dos personajes se encuentren y tengan un diálogo como este:

—Hombre, ¿qué tal? Cuánto tiempo.
—Sí que hace mucho, sí. ¿Bien todo?
—Sí, sí. Oye, parece que se está nublando.
—Eso parece, sí.
—Venga, hasta luego.
—Hasta luego.

Esto es un diálogo que puede ser totalmente real. Pero no dice nada, no sirve para nada. ¿Te lo imaginas en tu libro favorito?

Yo no.

Así que ahí tenemos el primer punto:

Creíble no significa realista.

Mi siguiente recomendación es que uses la voz propia del personaje. Su forma de expresarse, de pensar, de sentir. Es un error que puede verse incluso en libros famosos que los personajes, al hablar, parecen ser todos el mismo. Y es que no es el personaje el que habla, sino el autor.

Tienes que permitir que sea tu personaje el que hable a su manera, con sus propios registros, desde sus propias experiencias de vida y con sus propios deseos, insatisfacciones, objetivos. Ponte en su piel y deja que las palabras fluyan. Por ejemplo, ¿hablaría igual un informático que alguien que no tiene ni idea de informática? ¡Si hasta hay chistes propios del sector! Claro, para lograr esto tienes que conocer bien a tu personaje. Si no partimos de ese punto, mal vamos.

Por otro lado, tienes que tener en cuenta las relaciones con los otros personajes. Según el contexto en el que el diálogo se da y cómo sea la relación con su interlocutor, la forma de hablar del personaje cambiará. No es lo mismo hablar en un contexto de tranquilidad que en una persecución, igual que no es lo mismo hablar con alguien que te cae bien que con alguien a quien odias con toda el alma.

Lo repito una vez más: evita dar información innecesaria, evita el infodumping. No se te ocurra recurrir al tristemente famoso: como ya sabes.

—Como ya sabes, el imperio galáctico nos persigue y tiene a un sujeto con casco oscuro dando leña a diestro y siniestro.

Vamos a ver, si el otro ya lo sabe, ¿para qué se lo dice? Solo para que el lector se entere, porque el autor ha sido demasiado perezoso como para buscar una manera correcta de introducir la información.

Esto está relacionado con lo siguiente que te voy a decir, que es que no deberías utilizar los diálogos para meter descripciones solapadas.

No lo hagas, por favor.

Los diálogos deben ser más ágiles que las partes descriptivas.

El diálogo, además, debe estar ahí por un motivo, igual que el resto de lo que escribas. No los escribas porque sí.

De paso, también sería buena idea aprovechar para mostrar lo que ocurre mientras hablan los personajes. Como ejemplo, una acotación del tipo «apretó el puño» puede indicar muy bien un contexto de nerviosismo o de ira.

Recuerda: todo tiene que tener sentido. Todo aporta para la creación de la obra de arte que es la novela.

Muy bien, creo que vamos a parar aquí. Esta entrada ha salido larga, pero ha merecido la pena para aclarar al máximo el tema de los diálogos.

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Un abrazo y hasta pronto.

Jorge Sáez Criado escritor ciencia ficción y fantasía
Seguir Jorge Sáez Criado:

Jorge Sáez Criado tiene una doble vida: unos días escribe sobre espiritualidad y otros hace sufrir a personajes imaginarios que se enfrentan a épicas batallas entre el bien y el mal. Informático durante el día y escritor durante la noche, este padre de familia numerosa escribe historias con una marcada visión positiva de la vida sin dejar de lado una de las principales funciones de la ficción: explorar la verdad.