Hemos celebrado el gran “sí” del Padre al Hijo. Si Cristo no hubiera resucitado, nuestra fe no tendría ningún sentido. Pero, como ha resucitado, se ha confirmado que todo lo que nos dijo el Señor es verdad.
Cristo ha resucitado. Se nos tiene que notar, porque es la fuente de nuestra alegría y nuestra esperanza. Si no es así, es que no nos hemos terminado de enterar.
No se trata de un diosecillo como el aristotélico, que no quiere saber nada de su creación. Nuestro Dios se implica hasta tal punto con su creación que el Hijo de Dios se hace uno de nosotros para que nosotros también podamos llamarnos hijos de Dios y podamos compartir su destino. Así, si Él resucitó, nosotros también lo haremos.
En el Evangelio de la Vigilia Pascual (Mt 28, 1-10) veíamos dos puntos importantes: alegría y no tener miedo. Que sepamos construir nuestra vida guiados por este acontecimiento en el que la luz de Cristo rompe la oscuridad del pecado y de la muerte.
Anonymous
Cristo ha resucitado! Que Alegría llevo en mi corazón..