Me han reenviado un correo con un artículo de un tal “Florida Center of Peace“, que básicamente parece ser un centro de propaganda de Medjugorje. En ese artículo, el afamado padre Gabrielle Amorth hablaba sobre Medjugorje. Bueno, más concretamente hablaba de quienes preferimos la prudencia de la Iglesia a la hora de juzgar los acontecimientos que allí supuestamente acaecen.
Me han llamado la atención especialmente estos fragmentos que, francamente, me han hecho hervir la sangre:
“Al negarse conscientemente a prestar atención a las apariciones de la Virgen María en Medjugorje, un gran número de cristianos ha demostrado no ser diferentes de los paganos.“
“Ahora bien, si son los paganos los que no escuchan las palabras de Nuestra Señora, eso puedo entenderlo. Pero si se trata de un cristiano, eso es imperdonable. ¡Sean ustedes cristianos!“
“El Evangelio es tan claro, ¡nos díce cómo discernir! ¡El árbol se conoce por sus frutos!“
“Y en cuanto a las personas que se creen inteligentes al decir que van a esperar a que la Iglesia lo apruebe? ¡Están locos!“
Bonitas perlas, ¿verdad? Supongo que esta soberbia y este desprecio a los demás también es uno de los frutos de Medjugorje, aunque uno de los que no quieren que se hable. Está por un lado la casta de los creyentes incondicionales en Medjugorje y luego la de los paganos locos que esperamos dentro de la prudencia de la Iglesia (a la que se supone que el propio Amorth sirve).
Me parece muy triste que tenga que ser un simple estudiante de Ciencias Religiosas quien le tenga que recordar nada menos que a un exorcista como el padre Amorth que, en la Iglesia Católica Apostólica y Romana, que es a la que yo pertenezco, no hay obligación alguna de creer en revelaciones privadas. Sólo se las puede dar fe humana, y por tanto no entran dentro de la obligación. Pero es que ni aprobadas ni sin aprobar. Si un católico no cree en las apariciones de Fátima, por ejemplo, no por eso es menos católico.
Mucho menos se es menos católico por no creer en apariciones no aprobadas, como las de Medjugorje. Porque no, no están aprobadas. Al menos, todavía no. Con lo que eso de asumir que necesariamente es la Virgen la que habla allí es mucho asumir.
El señor Amorth tiene toda la libertad del mundo para creer o no en Medjugorje, siempre y cuando no dé a entender que su postura es la oficial de la Iglesia. Pero lo que no es de recibo es que pretenda que los demás somos unos paganos o unos locos por seguir a la Iglesia en lugar de seguir a pies juntillas unas apariciones no aprobadas. Apariciones que han tenido ya tres comisiones de investigación y ninguna ha encontrado nada sobrenatural. Digo yo que, si tantas cosas sobrenaturales ocurren que demuestren que allí actúa la Virgen, alguna habrían tenido que encontrar, ¿no? ¿O es que se las esconden a los expertos de las comisiones?
Sobre los famosos frutos, lo mismo. ¿Por qué no impresionaron tanto a las tres comisiones de investigación? ¿Quizá sea porque no son un argumento definitivo? De todas formas, ya que se ponen, que hablen también de los frutos “pochos”, como el subjetivismo que campa en algunos de los apasionados de Medjugorje, la soberbia de algunos que se creen mejores por creer en estos mensajes, el deseo de experimentar cosas extraordinarias continuamente, desobediencia, etc. Para discernir hay que verlo todo equitativamente. Tanto lo positivo como lo negativo. Y lo negativo, en estas páginas de propaganda, nunca aparece.
Total, que un sacerdote me dice que soy un pagano loco por seguir a la Iglesia en lugar de a unas apariciones no aprobadas. Sorprendente. A lo mejor tiene que repasar un poco la doctrina al respecto.
Y si se trata de una especie de argumento de recurso a la autoridad (¡nada menos que el padre Amorth dice todo eso!), tampoco sirve para nada. La única autoridad válida para esto es la del ordinario del lugar (autoridad que se ninguneó continuamente, por cierto), la de las comisiones de investigación y la del Papa (hablando con autoridad, claro, no haciendo un comentario, que ya sé que alguno dirá que Juan Pablo II dijo no sé qué). Todo lo demás son opiniones. Y las hay para todos los gustos
Quiero traer a colación también unas declaraciones de otro “pagano loco”, según el padre Amorth, nada menos que el cardenal Saraiva, que habla, entre otras cosas, de la necesidad de la prudencia y de por qué no se pueden tomar las conversiones como una prueba.
De verdad, es que estas cosas me ponen de los nervios. ¿Tan difícil es escuchar a la Iglesia y hacerla caso? La prudencia siempre es buena consejera.
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