Artículo publicado en el número 1020 del año XXXVI de la revista Sembrar, revista quincenal diocesana de Burgos, correspondiente al período del 15 al 28 de febrero de 2015. Podéis leer la revista en este enlace.
Dejarse acariciar por el amor divino
Desde el día 13 de febrero de 2011, en nuestra ciudad se mantiene abierta una capilla de la parroquia de San José Obrero constantemente, día y noche, para la Adoración Eucarística Perpetua. El Santísimo Sacramento, expuesto y derramando sus bendiciones de forma continua.
Sin embargo, no es el único que se expone. Quienes vamos a adorarle también nos exponemos ante Él. Exponemos nuestra miseria, pero también nuestras pequeñas grandezas. Exponemos nuestras dificultades, las de los nuestros, pero también lo que nos da alegría, todo lo que queremos compartir con el Amigo que tenemos delante durante esa hora. Exponemos nuestro ser completo, nuestra vida, para que Él los transforme como quiera en ese encuentro personal, cara a cara con quien se dio por nosotros.
Costó ponerlo en marcha, pero los esfuerzos de quienes se empeñaron en ello desde el principio han dado sus frutos. Cuatro años ya en los que la Capilla permanece abierta gracias a quienes, de forma desinteresada, se han comprometido a dar al Señor como mínimo una hora de su semana. Y esperamos que, con el tiempo, el número de adoradores aumente, especialmente en las horas de madrugada. Son las que más cuestan, pero también las más especiales, las de más quietud. Lo sé por experiencia.
La Adoración Eucarística Perpetua no es otra cosa que dejarse acariciar por el amor de Dios presente en la Eucaristía. Dios, el Ser por excelencia, el único que realmente es, no contento con hacerse hombre en su segunda persona, se hace pan para nosotros. Él es nuestro alimento espiritual. Sin la Eucaristía, el católico desaparece por inanición. Es el mayor misterio del Amor, el mayor milagro que se puede hacer.
No somos conscientes de lo que significa eso, que Él esté allí, realmente presente. No le hacemos ningún favor al Señor por adorarle. Al contrario, es Él quien ha querido estar ahí para que le podamos encontrar en cualquier momento. Él es quien da sus gracias a manos llenas. Os invito a acercaros a la capilla de la Adoración Perpetua de la parroquia de San José Obrero a cualquier hora del día o de la noche. El Señor está disponible para exponerse ante Él en cualquier momento.