Está antes la vocación que la profesión

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Una vez un sacerdote me dijo «está antes la vocación que la profesión«. Creo que ya he hablado de ello alguna vez, pero siempre está bien insistir. Lo primero es la vocación. Cualquier cosa que aparte de la propia vocación es algo a tener, como mínimo, en cuarentena, si no se puede rechazar directamente. Quizás haya que decir que no a ese cargo de mayor responsabilidad. Quizás nuestros hijos no necesitan más dinero, ni más juguetes, ni vacaciones en el Caribe, sino más tiempo con sus padres. Quizás nuestras esposas, nuestros esposos, prefieren estar más tiempo con nosotros que poder comprar más trastos. Quizás nuestra vocación es el matrimonio y no estar doce horas diarias generando beneficios que no van a hacer que el matrimonio vaya mejor.

La profesión es un medio, no un fin. No podemos olvidar eso. Nuestra vocación es el camino que Dios ha querido para nosotros desde la eternidad, y es lo que tiene que tener la máxima prioridad siempre. Siempre. Incluso por encima de la búsqueda de bienes materiales y de una supuesta «realización personal». Si esta realización personal se contrapone a la propia vocación, llevará a una disociación, a una ruptura interna que puede acabar siendo externa. Hay que tener los ojos bien abiertos para distinguir una auténtica búsqueda de realización del egoísmo que hace que pensemos en nuestros intereses antes que en los de nuestro cónyuge y en la salud del matrimonio.

Jorge Sáez Criado escritor ciencia ficción y fantasía
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Jorge Sáez Criado tiene una doble vida: unos días escribe sobre espiritualidad y otros hace sufrir a personajes imaginarios que se enfrentan a épicas batallas entre el bien y el mal. Informático durante el día y escritor durante la noche, este padre de familia numerosa escribe historias con una marcada visión positiva de la vida sin dejar de lado una de las principales funciones de la ficción: explorar la verdad.