Entre el infierno y la tierra solo se interpone la Orden
En la Edad Media una orden de monjes guerreros se dedicaba a proteger al mundo de los demonios que habían conseguido encarnarse en un cuerpo físico.
Lograron vencerlos. La Orden de la Cruz y la Llaga y de san Jorge se mantuvo, desde entonces, oculta y en un nivel de alerta cada vez más bajo hasta llegar a nuestros días: una orden que, a pesar de su entrenamiento armamentístico, se dedica principalmente a la contemplación.
O, más bien, se dedicaba.
La investigación de unos arqueólogos en una iglesia desconocida libera a un demonio que permanecía atrapado allí, por lo que la Orden debe activarse de nuevo.