Una oración que te ayudará a vivir en la presencia de Dios
Desde hace unos días he incorporado a mis oraciones una que mi confesor me indicó y que rezaba frecuentemente el beato Álvaro del Portillo en la que veo reminiscencias del examen ignaciano.
Gracias.
Perdón.
Ayúdame más.
Una oración sencilla, muy breve, imposible de olvidar y que te puede ayudar a mantener la presencia de Dios de forma continua en tu vida, centrándose en tres puntos fundamentales:
- Gracias: la gratitud hacia Dios por todo lo que nos da, incluso sin darnos cuenta de ello. En primer lugar, por darnos la existencia. Por el sacrificio de Jesús. Por hacernos hijos en el Hijo. Por quedarse con nosotros en la Eucaristía. Por su eterna misericordia, que nos introduce en su Corazón para otorgarnos su perdón, como el buen padre de la parábola del hijo pródigo.
Hay muchos motivos a diario para dar gracias a Dios y es algo que se nos suele olvidar. Con esta oración, todos los días y cada poco tiempo lo podemos hacer.
- Perdón: todos pecamos. Ya nos lo muestra san Juan: «Si decimos que no hemos pecado, nos engañamos y la verdad no está en nosotros» (1 Jn 1, 8). Es bueno que nos reconozcamos necesitados de Dios, que seamos humildes para, al caer, no revolvernos en el barro, sino levantarnos y caminar hacia el Padre (cf. Lc 15, 18). El orgullo puede llevarnos incluso a negar a Dios por querer permanecer en el pecado. Pedirle perdón con frecuencia, de corazón, nos ayuda a prevenir eso.
- Ayúdame más: «Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles» (Sal 127, 1). Nosotros tenemos que poner nuestro esfuerzo, por supuesto. Pero con el convencimiento de que es la providencia divina la que actúa, de que sin el Señor no podemos hacer nada (cf. Jn 15, 5). Esforzarse sin contar con Dios es inútil a la hora de la verdad. Nos tenemos que poner en sus manos como los niños pequeños confían en sus padres. Más aún si estamos hablando de mejorar como cristianos o en la evangelización. Por nuestra propia cuenta, no llegaremos muy lejos.
Eso sí, no se tiene que convertir en una especie de mantra a repetir sin importar el significado. Cada punto de esta oración debemos rezarlo de corazón, con todo nuestro ser. Acercándonos al Señor un poco más cada vez.
Gracias.
Perdón.
Ayúdame más.
Espero que tú también incorpores esta oración a tu día a día. Si es así, cuéntame si te ayuda a vivir con más proximidad a Dios.
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Jorge Sáez Criado
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