Esta es la que yo creo que es la más hermosa parábola cinematográfica sobre el perdón. Pertenece a la película «La Misión«. Alguien que, en justicia, debería ser ejecutado, es perdonado. En ese momento, el que perdona arroja por un barranco el lastre que lleva el reo y que le impedía avanzar con libertad.
¿No os recuerda al perdón que Dios ofrece cada día en la Confesión?