Aborta a su hijo porque supuestamente tenía malformaciones y resulta que estaba sano. A esos padres no sé cómo llamarlos. Porque padres, biológicamente lo serán. Pero poco más. ¿Aman a su hijo si es perfecto, pero no si tiene malformaciones? Eso no es amor. Eso es egocentrismo. Es querer que los demás se adapten a los propios cánones de belleza, de perfección. Es repugnante.
Como también es repugnante y tristemente real esto: Los abortistas lo admiten: “a veces los bebés nacen vivos y giran y giran por el váter”. En este enlace se habla del juicio contra un abortista. Fue denunciado por realizar mal su trabajo, porque una madre le encargó matar a su hijo y no lo hizo bien. ¿Quién es mayor monstruo, esa mal llamada madre o el asesino de bata blanca?
Y, por si alguien todavía piensa que Amnistía Internacional está a favor de los débiles del mundo: Amnistía Internacional presiona a Nicaragua para que legalice el aborto.