La falta de amor es la raíz de cualquier problema humano. Lo dijo el Papa en el mensaje con motivo del año jubilar de San Girolamo. Y qué razón tiene. Porque, si realmente amáramos, pondríamos a los demás por delante de nosotros. Si realmente amáramos, nos comportaríamos con los demás teniendo presente que cada uno de nosotros es imagen de Dios. Si realmente amáramos, transformaríamos la tierra en un paraíso.
Es más, cuando realmente amamos, estamos acercando un poco el paraíso a los demás. Y, por tanto, a nosotros.