Hoy celebramos la Solemnidad de la Santísima Trinidad. El centro de la fe cristiana. Un único Dios, pero tres Personas en una misma naturaleza.
Se trata de un misterio que conocemos únicamente por revelación. Pero eso no excluye que tenga una lógica interna que nos pueda aclarar un poco el sentido de un Dios que es trinitario. La clave de esa lógica la podemos encontrar en 1 Jn 4, 8: “Dios es Amor”.
Ahora bien, si Dios es Amor, lo es siempre. También cuando no había creado todavía nada. Pero para amar, tiene que haber alguien a quien amar. Ese alguien, por tanto, tendría que estar en el propio Dios.
Esa es la lógica interna de la Trinidad: el Amor. La comunión de personas que se relacionan en el Amor. Y por el Amor nosotros también entramos en esa comunión. Recordemos que la gracia no es otra cosa que la participación en la vida divina. Esto es, en el Amor.
Dios, siendo Amor, no podía ser alguien solitario. En ese caso, no habría podido amar hasta haber creado a alguien. Sin embargo, en ese caso, no podríamos decir que es Amor.
Dios es comunión, es familia. Y la Sagrada Familia es quien mejor plasmó esa participación en la vida divina en la comunión de vida y amor que es la familia. Y todas las demás familias están llamadas a tener como modelo a la de Nazaret y, por tanto, en última instancia, a la Santísima Trinidad.
Creo que hoy es un buen día para que renovemos nuestra fe siendo verdaderamente conscientes de aquello en lo que creemos:
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres,
y por nuestra salvación bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un sólo bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.