De la muerte por doquier rodeada,
en Calcuta una gran luz resplandece.
Pequeña monja que se compadece,
sufrido cuerpo de apariencia ajada.
Con Cristo siempre puesto en su mirada,
por amor, con el pobre se empobrece.
En su hogar, al moribundo guarece,
también su vida debe ser cuidada.
Por Cristo, Teresa entrega la vida.
A Cristo en los desahuciados halla.
Con Cristo, da una paz desconocida.
Mientras el mundo disimula y calla,
en Calcuta, de todos escondida,
una santa se fragua en su batalla.