No sé si conocéis lo que quiere decir “troll” en los términos de los foros de Internet. Un troll sería una persona que entra en un foro, blog o similar para “buscar pelea”. Se dedicará a provocar, insultar, tergiversar y hacer todo lo posible para que la gente pierda los nervios y se lancen a su mismo juego contra él. Y, entonces, objetivo logrado.
Contra esta forma de actuar, una de las reglas más conocidas es la de “no alimentar al troll“. Es decir, no responder a sus provocaciones. Ignorarle. Como si no existiera. Se acabará aburriendo y se marchará. Porque, en cuanto alguien entre en su juego, ya tiene diversión.
Esto que vemos en Internet es así porque en la realidad también es así. ¿O no conocemos todos a alguien al que le gusta atacar a los demás, buscar conflictos, discusiones, peleas (aunque sólo sean dialécticas)? Sin importar si se trata de temas serios o no, el único objetivo es ser el centro de atención, tener unos minutillos de fama. ¡Ojo!, que no es lo mismo alguien que, de cuando en cuando lanza pullas que un troll hecho y derecho. Hay que saber distinguir.
Para ser concretos, hace poco tuve que comer con uno de ellos. Un sujeto que siempre piensa que sabe de todo: historia, religión, geografía, arquitectura… Nada escapa a sus supuestamente vastos conocimientos (aunque son más bien “bastos”). Y tiene la particularidad de ser un tanto laicista. Un troll laicista, que se empeñaba en lanzarme indirectas (algo que reconoció él y los demás que estaban por allí escuchándole) para que entrara a trapo.
Ante esta situación, tomé una decisión: ignorarle. Fue más tarde cuando me di cuenta de que era exactamente la misma situación que la descrita anteriormente para Internet. Debo decir que al principio me costó. Pero después fue fácil. Por dentro pedía a Dios paciencia y fortaleza para no entrar en su juego. Y debo decir que comí muy bien. No me cansé en discusiones sin sentido y disfruté de una comida riquísima.
Hay veces que tenemos que discernir si quien tenemos delante busca un diálogo sincero, si sólo busca pasar el rato charlando, o si se trata de un troll que disfruta buscando camorra. Por mi parte, he tomado la decisión de que a esas personas no las voy a alimentar con mis esfuerzos para que entren en razón. Si quieren discutir, que discutan con otro.