Dice la leyenda que, en cierta ocasión, los habitantes de Frigia necesitaban elegir rey. Consultaron al oráculo, que les dijo que sería aquel que entrase por la Puerta del Este acompañado de un cuervo posado sobre su carro.
Los frigios estuvieron atentos y resultó que el que cumplió las condiciones fue un tal Gordias. Un labrador que solo tenía su carreta y sus bueyes.
Lo coronaron y fundó la ciudad de Gordio. Después ofreció en el templo de Zeus su carro, atando la lanza y el yugo con un nudo muy complejo con los cabos escondidos dentro, de tal manera que no se podía desatar. De hecho, se decía que quien lo consiguiera conquistaría Asia.
Entonces llegó Alejandro Magno y conquistó Frigia. Oyó hablar de lo que se decía de ese nudo, acudió al templo de Zeus y, con su espada, cortó el nudo diciendo: «es lo mismo cortarlo que desatarlo».
La enorme mayoría de las personas, ante una situación complicada, como este nudo, intenta deshacerlo de formas convencionales. Repite los mismos patrones una y otra vez. Sin embargo, no pocas veces hay otras maneras de lograrlo, incluso más sencillas una vez las hallamos. Pero, para encontrarlas, tenemos que permitirnos ser creativos, buscar soluciones desde otra perspectiva.
Salir de nuestra forma habitual de pensar para expandir el pensamiento.
¿Y tú? ¿Has utilizado el pensamiento creativo en la resolución de problemas?
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