Tú tienes que ser el protagonista de tu vida. De eso ya hemos hablado anteriormente.
También hemos hablado de que vas a ser el malo de la película para alguien.
Sin embargo, nos falta un detalle, y no es baladí: tienes que ser el héroe de tu vida.
Sí, el héroe.
El bueno. El que se enfrenta a las dificultades que van surgiendo y lucha por salir adelante una y otra vez, pase lo que pase, aunque parezca que todo está en su contra.
Por mucho que otros te vean como el malo, no caigas en la trampa. No te conviertas en el villano que esperan.
Es difícil, por supuesto, porque las etiquetas que nos ponen pueden llegar a influirnos mucho. Pero el primer paso para que esto no ocurra es saberlo.
Y ahora ya lo sabes.
Mira en tu interior. Imagínate siendo la mejor versión de ti mismo con el mayor detalle posible. Fíjate en hasta qué punto tu corazón se amplía con cada acto de bondad, de amor.
Eso merece la pena, ¿no crees?
Sé el héroe de tu vida y avanza a pesar de quienes quieren verte fracasar.
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