Sé un profeta de la esperanza

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Sé un profeta de la esperanzaPor el bautismo somos sacerdotes, profetas y reyes. Como sacerdotes, podemos ofrecer al Señor nuestras súplicas y nuestros sacrificios, nos relacionamos con Él, podemos estar muy próximos a Él, hacemos de nuestra vida una alabanza al Señor.

Como reyes, tenemos el deber de guiar a los demás hacia Dios. El Señor nos ha liberado de la esclavitud del pecado para hacer el bien, que es la verdadera libertad. Ningún rey permitiría dejarse subyugar por su enemigo sin lucha. De la misma manera, estamos llamados a la guerra espiritual, a vencer sobre nosotros mismos para servir al único Rey y expandir su Reino sobre la tierra.

Como profetas, estamos llamados a dar testimonio de Dios. A hablar en su nombre y darlo a conocer aunque nadie quiera escucharnos.

Especialmente si no quieren escucharnos.

En este mundo apresurado, que solo ve lo que tiene justo delante de las narices sin querer mirar más allá, en el que todo debe ser inmediato y no se valora la vida humana, tenemos que aportar esperanza. Porque, a pesar de que muchos ni siquiera se den cuenta, en este mundo falta eso, esperanza. Falta echar la mirada al horizonte definitivo, separarse un poco de las miles de notificaciones, tareas y pantallas que luchan por nuestra atención a cada instante para reflexionar en algo tan esencial como la maravilla que somos cada uno de nosotros como imagen de Dios.

Y, por el bautismo, como hijos de Dios.

Nos perdemos en el ajetreo del trabajo, las preocupaciones, los mensajes. Gastamos cada día como si tuviéramos una infinidad de ellos.

Y no es así.

Todos tenemos fecha de caducidad, pero no queremos admitirlo. No queremos darnos por enterados, y seguimos absorbidos por todo tipo de distracciones.

Nos perdemos la vida asustados por su avance.

El mundo se ha apartado de Dios, creyéndose emancipado. Y solo es un chaval asustado jugando a ser mayor.

Tenemos que transmitir la esperanza auténtica, la que hace crecer el corazón, henchido de fe y amor. La que hace que afrontemos el futuro sabiendo que allí está Dios, igual que en el presente, igual que en el pasado, porque Él es el principio y el final. Porque, en sus manos, todo nos puede servir para crecer por dentro, para llegar a encontrarnos con Él cara a cara.

Ante un mundo que disfraza el placer, el poder, el dinero como si fuera la única esperanza a la que podemos aspirar, estamos llamados a romper el velo que tapa los ojos de nuestro prójimo y mostrarle dónde está la verdadera esperanza.

La única esperanza.

Podemos y debemos ser profetas de la esperanza.

Ese es nuestro cometido. Esa es nuestra responsabilidad.

Jorge Sáez Criado escritor ciencia ficción y fantasía
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Jorge Sáez Criado tiene una doble vida: unos días escribe sobre espiritualidad y otros hace sufrir a personajes imaginarios que se enfrentan a épicas batallas entre el bien y el mal. Informático durante el día y escritor durante la noche, este padre de familia numerosa escribe historias con una marcada visión positiva de la vida sin dejar de lado una de las principales funciones de la ficción: explorar la verdad.

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