¿Dios castiga?
Hoy, en la homilía, el sacerdote ha dicho algo que me temo que hay que matizar bastante, porque puede llevar a grandes errores: “Dios nos ama y por eso no nos castiga“. Digo matizar por no decir algo más fuerte, porque a los que somos padres nos deja caer con esa frasecita que, al castigar a nuestros hijos, no los amamos. Y eso no es así ni por asomo. Es justo al revés: porque amamos a nuestros hijos los castigamos.
El amor corrige. Si alguien me importa realmente, no puedo dejar que cometa un error, que empiece a ir por el mal camino, sin intentar que rectifique. Es algo que, por cierto, también hacían los apóstoles en la Iglesia primitiva y se ha hecho siempre. ¿Qué tiene de malo? Precisamente el amor busca lo mejor para el otro. Desde luego, no corregir no es buscar lo mejor.
Quiero pensar que todo viene de un concepto de castigo un poco peculiar, como si fuera algún tipo de venganza o acto sádico y cruel. O quizá se refiere a castigos desproporcionados, que en los humanos se dan y no son correctos. Y no, el castigo viene más bien … Sigue leyendo