Yo soy el leproso

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Se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: “Si quieres, puedes limpiarme”. Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó diciendo: “Quiero, queda limpio”. La lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente: “No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés”. Pero, cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes“. Mc 1, 40-45.

Sacramento de la PenitenciaYo soy ese leproso. Y tú también. Cada vez que nos acercamos a Cristo en el confesionario, le mostramos nuestra pequeñez, nuestra inmundicia, y le pedimos que nos limpie. Porque no podemos hacerlo por nosotros mismos. Nuestras fuerzas no bastan para vencer al pecado. Cada una de nuestras recaídas lo demuestra. Empezamos con ganas, por supuesto. Sin embargo, los cansancios de cada día, las dificultades, las preocupaciones, hacen un caldo de cultivo idóneo para que acabemos cediendo.

Aun así, Cristo está ahí, deseoso de que volvamos “a casa”. Al igual que … Sigue leyendo

Soy un fracasado, no le importo a nadie

FénixQuizá hayas tenido la tentación de pensar así en algún momento de tu vida. Te entiendo. Yo también. Tal vez esos pensamientos se repiten con frecuencia. Tal vez sean esporádicos pero intensos.

Ves que lo que haces, lo que dices, no tiene relevancia alguna. Que lo que tú haces siempre parece estar equivocado, pero si lo hace el de al lado es lo correcto. Que tu opinión no tiene ningún valor. A veces estás rodeado de gente, incluso te saludan, te dan palmaditas en la espalda, te ríen las gracias, se sacan fotos contigo. Pero te sientes solo. Sientes que todo lo que hagas está condenado al fracaso porque lo has visto ya, porque ha sido así en tantas y tantas ocasiones que ya ni las puedes contar.

Te sientes fracasado. Como si tu vida no tuviera ningún sentido. Como si no importaras, ni tú ni lo que hagas. Eso sí, cuando alguien quiere algo de ti, no tiene problema en exigírtelo. Lo cual no hace más que añadir dolor.

Quizá también has sufrido o sufres la falta de amistades verdaderas. Quizá alguien que era casi como un hermano para ti te demostró que … Sigue leyendo

La clave es la esperanza

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La clave es la esperanzaCuando hice la crónica de la presentación de Apocalipsis comenté que quería hacer una entrada dedicada al tema de la esperanza y cómo vertebra la novela de principio a fin. No quería hacerlo deprisa y corriendo, así que lo he ido demorando hasta ahora, que por fin me pongo a ello.

Como he dicho, si hay algún tema presente en Apocalipsis desde el inicio hasta el final es la esperanza. Por lo general, cuando uno habla de Apocalipsis siempre tiende a pensar en catástrofes, tragedias, muerte, destrucción… Y sí, eso también está presente. Pero lo más importante no es eso. Es casi la excusa para ver cómo los personajes viven la esperanza de distintas maneras.

Ese es un punto importante. Los personajes, cada uno de ellos, irán cambiando. Irán evolucionando. Unos en un sentido, otros en otro… Pero siempre según sus propias esperanzas.

Como los seres humanos reales, ¿verdad?

Pues bien, podemos distinguir dos tipos de esperanza en esta novela. Quizá también en el mundo real.

Por un lado, tenemos la esperanza mundana. La esperanza puesta en el mundo. El libro comienza con una gran crisis europea, tanto económica como de valores. De hecho, sobre todo de valores. … Sigue leyendo

Un nuevo año ya está aquí

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Año nuevoEl nuevo año ya está aquí. Y algo que se suele hacer son los famosos propósitos para el año que comienza. No es de extrañar, es un buen momento para recapacitar, mirar lo que ha quedado atrás y también mirar hacia delante. Aunque, seamos realistas, esos buenos propósitos suelen quedarse en el tintero a los pocos días. No nos gusta cambiar, tendemos a seguir la inercia de la vida y continuar igual que antes. Eso no cambia con un difuso propósito tomado entre campanadas y champán. Hay que tomárselo en serio. Un examen del año saliente puede ser una buena herramienta para el año entrante.

En mi caso, ha sido un año de mucho aprendizaje. El primero, el más importante, seguir aprendiendo a ser marido y padre. Eso no voy a dejar de aprenderlo nunca. Lo bueno es que me ayudan mi mujer y mis hijos. La mejor ayuda que podría tener.

Aparte de eso, este año ha tenido grandes decepciones. Es absurdo negarlo. Ha habido momentos muy complicados y muy duros de todo tipo. Sin embargo, de todo se aprende. También de esos momentos. Especialmente de esos momentos. Sé que suena a tópico, pero el hecho es que … Sigue leyendo

He combatido el noble combate

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«He combatido el noble combate, he acabado la carrera, he conservado la fe» (2 Tim 4, 7).

He combatido el noble combateOjalá en mi lecho de muerte pueda decir, como Pablo en la segunda carta a Timoteo, que he combatido el noble combate. Es preciosa y llena de significado la forma que tiene de relacionar la fe con el combate. Porque no se nos puede olvidar que la fe tiene una enorme relación con la lucha. La vida de fe es lucha. Mantenerse coherente en medio del mundo, agarrarse a Dios ante las tentaciones y las dificultades de todo tipo, saber que te verán como un bicho raro y seguir adelante es lucha. Y es muy dura.

¿Acaso no has tenido nunca esa sensación de estar en guerra? La primera, en tu propio interior, contra el pecado. Siempre asistido por la gracia divina, pero también dependiendo de tu respuesta a esa gracia. Una respuesta que no siempre es tan satisfactoria como debería ser, ¿verdad? Cada vez, una pequeña (o no tan pequeña) batalla. Una carrera, como también dice Pablo, en la que no hay que detenerse. En la que, al caer, no hay que quedarse en el suelo sino levantarse … Sigue leyendo

A la sombra del sicomoro

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«Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí.» (Lc 19, 4).

A la sombra del sicomoroEl relato de Zaqueo (Lc 19, 1-10) es de una gran belleza. Nos habla de alguien como tú y como yo. Un pecador. Zaqueo. Un personaje rico, jefe de recaudadores de impuestos de Roma. No se trataba de un personaje querido.

Sin embargo, Zaqueo no era alguien tan acomodado como podría parecer. Había oído hablar, sin duda, de Jesús. Y le había picado la curiosidad. Tenía interés, el suficiente como para arriesgarse a hacer el ridículo de forma clamorosa subiéndose a un sicomoro para poder ver a ese Jesús que, de alguna manera, le había llamado. Aunque fuera sólo por esa curiosidad, por ese querer saber quién era esa persona tan especial.

Y, gracias a esa falta de respetos humanos, a no tener miedo a hacer el ridículo para encontrar a Jesús, la salvación llegó a Zaqueo, haciéndole dar un cambio radical.

Mientras personas como Zaqueo se suben a su sicomoro particular buscando a Jesús, otros tenemos tendencia a quedarnos a la sombra del sicomoro. Demasiadas veces nos puede el miedo, la pereza, el creer que ya conocemos … Sigue leyendo

Los cristianos no tenemos derecho a desanimarnos

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«Ánimo, soy yo, no tengáis miedo». Mc 6, 50

Los cristianos no tenemos derecho a desanimarnosAlgo que procuro tener siempre presente son estas palabras de mi primer director espiritual (fallecido en 2013): «los cristianos no tenemos derecho a desanimarnos».

Hay veces en las que nos miramos y miramos alrededor y sentimos la tentación de echarlo todo por la borda. Nos empeñamos en ser cada vez mejores, pero tendemos a caer siempre en las mismas piedras. En cada confesión hacemos propósito de enmienda, pero sabemos que somos débiles y que es casi seguro que volveremos a caer. Vemos que ser un católico comprometido hoy en día es casi una actividad de riesgo. Sabes que vas a estar señalado, que vas a ser insultado. Y, según el ambiente en el que estés, puedes ser atacado físicamente además de verbalmente. De hecho, la sociedad está cada día más alejada ya no del cristianismo, sino de los valores más elementales. Puede dar la impresión de que la lucha contra todo esto no tiene sentido.

Hace unos dos mil años, el mundo no estaba mucho mejor. Y, sin embargo, Dios dio el todo por el todo y se encarnó, uniendo lo humano y lo divino … Sigue leyendo

El escritor católico y su responsabilidad ante la nueva evangelización

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El escritor católico y su responsabilidad ante la nueva evangelizaciónEl escritor católico (o el católico que escribe, que viene a ser lo mismo), por lo que implica ese ser católico, tiene una muy seria responsabilidad ante la nueva evangelización.

Antes de continuar, quiero dejar claro que yo entiendo por nueva evangelización volver a la primera evangelización. Esto, que parece una especie de juego de palabras, a lo que se refiere es a que pienso que debemos volver a lo de siempre: a ser coherentes. A dejar que todos los aspectos de nuestra vida estén impregnados por nuestra fe. Conocer la fe, vivir la fe, proclamar la fe.

Volviendo al tema que nos ocupa, nos encontramos con que el escritor católico, en el acto de escribir, también estará influido por esa fe. Y eso es una gran responsabilidad de la que no debemos intentar evadirnos.

Cuando uno escribe un ensayo o un texto piadoso, es fácil. Pero ¿esto es transmisible a, por ejemplo, la fantasía o la ciencia ficción?

Sin duda, así es y así debe ser.

Podemos, con nuestros textos, luchar por la creación de un mundo mejor. Mostrar las maravillas del ya existente, denunciar el mal. Tenemos un gran poder en nuestras … Sigue leyendo

Fragilidad

Artículo publicado en Católicos con Acción el 13/10/2015.

Fragilidad

“Los días del hombre son como la hierba: él florece como las flores del campo; las roza el viento, y ya no existen más, ni el sitio donde estaban las verá otra vez.” (Salmo 103)

FragilidadTenemos una curiosa tendencia a pensar que somos indestructibles. Al menos, la mayor parte de las veces actuamos como si tuviéramos garantizado un mañana. Como si la única posibilidad que hubiera fuera que a un día le sucederá otro, y así continuamente en una hilera de días sin fin.

Pero basta que tengamos un accidente o un simple atisbo de una enfermedad grave, por ejemplo un pequeño susto en una revisión cardiaca, para que veamos las orejas al lobo y nos demos cuenta de que la muerte está ahí. No acechando, porque la muerte no acecha. Nos acompaña desde que somos concebidos y hasta que llega el momento de acompañarla a ella.

Y ahí está: la certeza de que somos frágiles. De que un simple virus o un pequeño coágulo pueden hacer que tu vida termine de pronto. Se acabó el mito del ser humano indestructible. El ser humano es frágil en extremo.… Sigue leyendo

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Jorge Sáez Criado, autor de ciencia ficción

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