Hoy lunes, una imagen con un pensamiento muy importante para la semana laboral: todo lo que hagamos, que sea para mayor gloria de Dios. Y para eso no hay que hacer grandes cosas. Lo que tenemos que hacer es cumplir con nuestras obligaciones diarias, con nuestro deber, teniendo a Dios presente. De esta manera podemos dar un valor verdaderamente trascendente a todo lo que hagamos, tanto si es una actividad rutinaria, como si son cosas que parecen sencillas y sin ninguna importancia. Lo que se hace con amor, lo que se hace teniendo presente a Dios, trasciende y lo hace todo nuevo.
Recordemos que el propio Jesús dice en el Apocalipsis que Él hace nuevas todas las cosas. Todas son todas. Tanto una investigación teológica como el ordeñado de una vaca. Dios no hace acepción de personas. Si nuestras pequeñas cosas de cada día se las ofrecemos, Él las recibirá con amor. Aunque seamos la persona más sencilla y humilde de la tierra. O, en este caso, aún más.