Dos consejos para escribir que a mí me funcionan

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Dos consejos para escribir

Ya vimos que un escritor no puede dedicarse a esperar a que lleguen las musas. Tiene que escribir día sí y día también. Hay un par de consejos que me han venido muy bien para poder escribir de una forma continuada y llegar a hacer lo que se supone que tiene que hacer un escritor: terminar obras. Cosa que no siempre es tan fácil. Estás cansado del día, no te sientes con ganas… Quizá estos consejos te ayuden como me ayudaron a mí.

El primero de ellos es ponerse un mínimo de palabras a escribir cada día. Un número que sea manejable, no algo irrealizable. Mejor que sea tirando por lo bajo, pero no demasiado. ¿Por qué? Muy sencillo. Si ponemos un número de palabras elevado, muchos días no llegaremos o nos costará tanto que nos iremos desanimando. Pero si ponemos un número de palabras que no sea terriblemente difícil de alcanzar aunque se tenga un día más o menos malo, lo alcanzaremos y muchas veces lo sobrepasaremos, lo que redundará en un pequeño subidón que vendrá muy bien para animarse a seguir adelante al día siguiente.

Por supuesto, hay que tener cabeza y saber ser lo bastante flexible. Si un día acabas agotado, te intentas poner a escribir y te duermes encima del teclado (sí, a mí me pasa) no hay por qué empeñarse en escribir la cuota diaria al despertarse, con la cabeza embotada y a unas pocas horas de tener que ir a trabajar. Mejor te vas a la cama, aprovechas para dormir lo que te queda de noche y mañana será otro día. Y no, mejor no recuperar al día siguiente. Como tengas una mala racha, acabarás debiendo demasiadas palabras y te desanimarás.

Además, el escribir un mínimo al día te ayuda a avanzar a un ritmo más o menos constante y te obliga a escribir incluso cuando creas que no sabes por dónde avanzar. Eso es bueno, es el mejor remedio que conozco para el famoso bloqueo del escritor: escribir.

El segundo consejo va por la línea del primero: ponerse un número de palabras total a alcanzar. Por ejemplo, yo ahora mismo tengo puesto como límite 75000 palabras. Una vez más, sabiéndome por completo libre para no alcanzar ese número o rebasarlo con plena tranquilidad. Al final, no es más que una forma de ponerse un objetivo, lo que siempre impulsa a alcanzarlo y, por tanto, impulsa a escribir, que es lo que cuenta. ¿Que has ido escribiendo y la historia ha terminado a las 60000 palabras? Pues perfecto. ¿Que te has pasado y vas camino de las 80000? Pues igual de perfecto. En este segundo caso, yo ampliaría la «frontera» hasta 85000, por poner un ejemplo.

Puede que estos consejos no sean más que el equivalente a poner una zanahoria delante del burro para que avance, pero a mí me funcionan y quería compartirlos con vosotros, por si os son de utilidad.

Jorge Sáez Criado escritor ciencia ficción y fantasía
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Jorge Sáez Criado tiene una doble vida: unos días escribe sobre espiritualidad y otros hace sufrir a personajes imaginarios que se enfrentan a épicas batallas entre el bien y el mal. Informático durante el día y escritor durante la noche, este padre de familia numerosa escribe historias con una marcada visión positiva de la vida sin dejar de lado una de las principales funciones de la ficción: explorar la verdad.