Más de una vez te habrá asaltado la sensación de que todo lo que estás luchando no sirve para nada. Que todos tus desvelos, tus intentos por lograr tus sueños, van a fracasar. De hecho, quizá ya has sentido el frío aliento del fracaso en tu nuca.
¿Y sabes qué? Es posible que fracases. Es posible que nunca consigas alcanzar tus sueños. Nos han llenado la cabeza de tonterías de pensamiento positivo como si pensar algo ya lo hiciera real. Y no es así. Hay veces que se fracasa. Lo siento, probablemente no querías leer eso, pero tengo que ser sincero.
Ante esto, creo que lo mejor es sustituir el pensamiento positivo por el pensamiento realista. Eso implica la humildad de valorar adecuadamente las propias capacidades y los propios medios y partir de ahí. De la realidad. Sabiendo que tendremos que luchar, que tendremos que esforzarnos al máximo, superar nuestros límites una y otra vez. Tener la mirada centrada en la meta, aun sabiendo que habrá tropezones.
Mientras haya amaneceres, habrá esperanza
Lo que no puedes perder nunca es la esperanza. Tienes un sueño. Quieres alcanzarlo con todas tus fuerzas. Bien, haz las cosas con cabeza. Plantéate objetivos realistas a corto, medio y largo plazo. Identifica acciones para lograr esos objetivos. Deja a un lado los miedos, incluido el miedo al fracaso, y lucha como un león por esos objetivos.
Solo debes darte por vencido una vez hayas muerto. No puedes parar de luchar nunca. Evoluciona, redefine acciones, respira hondo y sigue luchando de forma que al final de tu vida no puedas decir que no peleaste lo suficiente.
Caer luchando por aquello en lo que crees sin desfallecer en ningún momento. Bien pensado, a eso no le podemos llamar fracaso, ¿no crees? El fracaso sería rendirse. Y no vas a hacer eso. Por tanto, no fracasarás ni siquiera aunque no alcances tus sueños.
Mientras haya amaneceres, habrá esperanza.
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