El cristianismo no es una ideología..
Este artículo ha sido publicado en el número 61 de la revista Punto de Encuentro, de la Obra Social de Acogida y Desarrollo. El hilo conductor de este número lo forman las ideologías.
Ideologías y cristianismo
Nos rodean ideologías de todo tipo sin que ni siquiera nos demos ya cuenta de ello, hasta tal punto se han introducido en los distintos aspectos de nuestra vida. Por poner un ejemplo, la ideología de género nos la podemos encontrar en cine, series, libros, cuentos infantiles e, incluso, en el uso del lenguaje por parte de una gran cantidad de personas, transformando nuestra forma de hablar y, por tanto, nuestra forma de pensar para lograr su objetivo: eliminar la relevancia de la biología en favor de un subjetivismo sentimentalista sin más fundamento que la percepción que pueda tener alguien de sí mismo.
Este apunte sobre el objetivo de la ideología del ejemplo no es baladí: toda ideología tiene el objetivo de cambiar la realidad lo más rápido posible, utilizando cualquier medio que sea preciso. Y, al contrario que la filosofía no ideológica, que parte de la realidad y su comprensión, arrancando de ese mundo de las ideas al que se tendría que plegar el mundo real.
Por otra parte, las ideologías niegan o ignoran el ansia de trascendencia del ser humano. Un ansia que le ha llevado a buscar a Dios siempre, en todo momento y en todo lugar. Sin embargo, esa trascendencia le molesta a las ideologías, al ser un aspecto que no pueden controlar. Puede que lleguen a dar una cierta pátina de espiritualidad a sus elementos, pero será tan solo para reforzar la ideología y la asociación del individuo a ella.
El cristianismo, en cambio, no parte de un conjunto de ideas, sino de un encuentro con una persona: Jesús de Nazaret. Sí, el cristianismo cuenta con un enorme bagaje intelectual, pero es consecuencia del encuentro, no condición previa. Sin ese encuentro, el cristianismo no tiene ningún sentido. Todos los esfuerzos de la Teología han surgido a raíz de él, buscando ahondar en el misterio, creando una hermosa y fascinante catedral de saber en la que cada elemento encaja con todos los demás de una forma perfecta.
Todo, tratando de conocer mejor a Jesucristo que, por ser verdadero Dios, nunca llegará a ser conocido por completo. Siempre superará la sabiduría humana. Aun así, la fuerza del amor es la que hace que la Teología continúe reflexionando sobre todo lo que concierne al Amado.
Yo mismo tuve una época en la que pensaba que lo importante era el mensaje y no tanto el mensajero. ¡Qué equivocado estaba! Jesús es el mensaje y el mensajero. Es la Palabra de Dios. Y ese encuentro personal te cambia tan profundamente que impregna toda tu vida y quieres que los demás puedan vivirlo también. Pero no imponiéndolo. El cristianismo al contrario que las ideologías, no busca pasar por encima de quien se oponga, por la realidad misma. Busca, al igual que la persona que le da origen, vida y sentido, el cambio del ser de cada uno. Un cambio radical basado en el amor a ese Jesús que se entregó por nosotros.
Es justo lo contrario que en el caso de las ideologías. El cristianismo comprende la realidad. La quiere transformar, sí, pero sin forzar ese cambio. Yendo al corazón de cada individuo, proponiéndole un encuentro que le va a dar plenitud. Iluminando el mundo real.
El cristianismo ofrece la respuesta al enigma que subyace en cada ser humano, en la entera Creación. Y lo hace sin ruido, sin aspavientos. Siguiendo a ese Jesús que caminó por el mundo hace ya más de dos mil años y que sigue presente, vivo y haciendo nuevas todas las cosas.
¿Quieres leer GRATIS los tres primeros capítulos de Apocalipsis? Sin compromisos, ni siquiera te pido el correo electrónico.
Pulsa el botón.
Pedro garcía
Muy de acuerdo con esa visión. Cristianismo es encuentro con Cristo, todo lo demás no es superfluo, pues somos inteligente, pero es consecuencia ese encuentro.