Soy un dogmático impenitente. Y tú también.

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¡Qué le vamos a hacer, así es la vida! Muchos nos acusan a los creyentes de dogmáticos, como acusándonos de no tener pensamiento propio. El único problema (un muy serio problema) es que, si supieran lo que es un dogma, se darían cuenta de que ellos también son dogmáticos. Y también en el mismo sentido en el que lo usan.

¿Qué es un dogma? Un dogma no es más que un principio, un axioma. Algo que se toma como base para un sistema, sea científico, sea religioso, sea filosófico… Ya, decir axioma queda más bonito. Pero, para el caso, es lo mismo. Si yo afirmo que uno más uno son cuatro, me salto alegremente axiomas matemáticos. Soy muy libre de decirlo, pero no estoy haciendo matemáticas. De la misma manera, si yo afirmo que Cristo no es Dios, me salto un axioma católico. Un dogma. Soy muy libre de decirlo, pero no estoy profesando la fe católica. Así pues, tan dogmático es el católico como el matemático cuando se empeñan en defender que las bases de la fe católica o de las matemáticas son las que son y no otras.

Los dogmas son las bases a partir de las que se construye todo el edificio. Y, por tanto, negar un dogma implica negar todo el edificio. Son, por así decirlo, un punto de partida. Desde luego, no un punto de partida inventado. En la Iglesia, son el reconocimiento de forma oficial de algo que es una base de la fe católica. No excluyen en absoluto el razonamiento. De hecho, fe y razón se interrelacionan para dar cada una lo mejor de sí. Sólo hay que ver la ingente cantidad de pensadores creyentes que ha habido, hay y habrá. Y, de paso, los 2000 años de estudio teológico que llevamos.

Y ¿qué ocurre cuando un sistema de pensamiento tiene por dogma algo que es contradictorio en sí mismo? Pongamos, como ejemplo: «la verdad no existe» o «la verdad la define cada uno». Eso sí que es dogmatismo en el mal sentido de la palabra, porque implica dejarse la lógica más básica olvidada para aceptar un principio que sí, puede ser cómodo, pero es un absurdo como un castillo. Y basar la vida en un absurdo no tiene buena pinta, ¿no?

¿Dogmático, yo? Sí, claro. Y a mucha honra. Y tú también.

Jorge Sáez Criado escritor ciencia ficción y fantasía
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Jorge Sáez Criado tiene una doble vida: unos días escribe sobre espiritualidad y otros hace sufrir a personajes imaginarios que se enfrentan a épicas batallas entre el bien y el mal. Informático durante el día y escritor durante la noche, este padre de familia numerosa escribe historias con una marcada visión positiva de la vida sin dejar de lado una de las principales funciones de la ficción: explorar la verdad.