¿Los niños son unos tiranos?

publicado en: Vida cristiana | 11

Francamente, estoy hasta el gorro de ese tipo de comentarios en los que se pone a los niños a bajar de un burro. Son un clásico: “los niños son unos tiranos”, “te toman el pelo”, “son negociadores”… Hay quienes se empeñan en juzgar a los niños desde su propia visión de adultos. Creen que los niños actúan como ellos y, por tanto, son calculadores, malévolos negociadores que están esperando su oportunidad para sacarte hasta el hígado. ¿O no? ¿No es verdad que vemos las cosas desde nuestra propia subjetividad? Es algo para pensar un poco.

El culmen de la tontería está en las frases que terminan con “que se acostumbra“. Un ejemplo: “si llora no le cojas, que se acostumbra”. Otro más: “no le abraces, que se acostumbra”. Por supuesto, hay variaciones, pero todas iguales en esencia: no podemos hacer nada bueno, por si se acostumbra. No puedo coger a mi hijo del cochecito porque si lo hago se acostumbra. Nadie ha pensado que también sería terrible que se acostumbrara a ir en un cochecito toda la vida, ¿no? Porque dudo mucho que algún niño se haya realmente acostumbrado a ir en brazos toda la vida.

Y ya es la leche cuando esas frases (y sus consejos asociados) te las suelta gente que nunca ha tenido hijos (a eso se le llama la voz de la experiencia) o que les han tenido pero jamás han aplicado los consejos que ahora dan (a eso se le llama la voz de la coherencia).

¿Qué motivo hay para que nos empeñemos en tratar peor a nuestros hijos de lo que trataríamos a un invitado a nuestra casa? Con un niño que se está echando una siesta da igual si hacemos ruido y se despierta (claro, luego nadie dice lo que le cuesta volver a dormir y la mala tarde que pasa). Pero si una visita se echa un rato, andamos con todo el cuidado del mundo. ¿Cómo hemos llegado a este absurdo?

Los niños no son tiranos ni negociadores ni nada de eso. Los niños son exploradores. Unos exploradores natos. Y, como tales, usan todas sus fuerzas para averiguar la configuración del mundo en el que les ha tocado vivir. Ni más, ni menos. Precisamente por eso, los padres tenemos que enseñarles a desenvolverse en ese mundo y marcarles los límites que necesitan en esa exploración. A esa actividad es a lo que llamamos “educar“, y es responsabilidad de todos los padres. No se trata de que quiera ponerte de los nervios, sino que está comprobando si el límite está realmente donde le has dicho. Porque quiere saberlo. Necesita saberlo para crecer con autoestima y confianza.

Un niño necesita ver que sus padres se quieren y que él es querido. ¿Qué imagen de la vida irá creciendo en él si sus padres, en lugar de ayudarle en su descubrimiento del mundo, le tratan como si fuera de segunda, un tirano que está ahí molestando? ¿Qué autoestima puede tener si sus padres, por su propia comodidad, se empeñan en hacerle ver que sus lágrimas, por la noche, no tienen ningún valor para ellos, como indica cierto tristemente famoso método para que los niños no molesten cuando los padres quieren dormir?

Los niños son esponjas. Si los tratas pensando que son tiranos, aprovechados, negociadores, crecerán siéndolo. Pero por tu culpa. Porque tú, como padre, los has hecho así. No es el niño, eres tú el origen del problema.

Jorge Sáez Criado escritor ciencia ficción y fantasía
Seguir Jorge Sáez Criado:

Jorge Sáez Criado tiene una doble vida: unos días escribe sobre espiritualidad y otros hace sufrir a personajes imaginarios que se enfrentan a épicas batallas entre el bien y el mal. Informático durante el día y escritor durante la noche, este padre de familia numerosa escribe historias con una marcada visión positiva de la vida sin dejar de lado una de las principales funciones de la ficción: explorar la verdad.

11 comentarios

  1. Anonymous

    No estoy de acuerdo en absoluto.
    Los tiranos no somos los adultos, sino los niños. Y nadie me considera manipulador, ni maleducado.
    Pero hay un sentir colectivo de que los niños actuales son maleducados, tiranos, agresivos e insensibles.
    Esto lo dicen psicólogos, maestros y profesores e incluso los propios padres víctimas en muchos casos de los malos tratos que los hijos ejercen sobre ellos.

  2. Jorge

    Creo que estamos hablando de edades diferentes. En el artículo hablo de niños pequeños. Es difícil que un niño de 1 año pueda ejercer malos tratos sobre nadie.

    En cualquier caso, el hecho es que los niños aprenden de lo que ven. Luego está el componente personal, pero en esa descripción (maleducados, tiranos, agresivos, insensibles) quizá hay que ver el reflejo de la sociedad que les está educando.

  3. Anonymous

    Jorge:

    Soy el anónimo del 6/7.
    Efectivamente un niño de 1 año todavía no puede ejercer malos tratos, pero uno de 4 o 5, sí.
    Y no creo que sea tanto la sociedad (que también tiene mucho que rascar pero no a ese nivel) como el hecho d e que se nos ha dado por idolatrar a los churumbeles.
    Nos hemos creído demasiado a Rousseau. ¿Cuál es el verdadero problema?
    Yo creo que más que la sociedad, es la naturaleza humana porque yo no veo a ancianos de 80 años comportándose como los cuasi-adultos de 17 años, diciendo palabrotas e insultando a la gente por la calle o en un centro de salud por ejemplo.
    Tampoco hace unos años se veía a niños de 4 años pegándoles patadas a la gente en una oficina de correos o en un ambulatorio como me tocó ver a mí recientemente.
    La naturaleza humana no es buena precisamente por eso el ser humano necesita educación. Si los niños fuesen ángeles como erróneamente creen algunos, la educación no sería necesaria. Y esto fue lo que creyeron (erróneamente de nuevo) algunos buenrollistas y por eso ahora tenemos lo que tenemos.

  4. Jorge

    Y los responsables de la educación son los padres. Por tanto, el problema siguen siendo los padres. O seguimos siendo los padres, para ser más exactos.

    Más que idolatrar a los niños, que no lo veo precisamente en esta sociedad, el tema es abandonar la tarea de la educación porque muchas veces los padres tienen mentalidad adolescente y la responsabilidad les echa para atrás. Y es más fácil ser exageradamente permisivo que educar. Así nos va. Es un tema de dejadez, no de idolatría.

  5. Anonymous

    Cierta idolatría si hay o al menos HUBO hasta no hace tanto. Yo recuerdo que sobre todo a finales de los 90 y principios de los 2000, había como una especie de fanatismo por el niño como si fuera algo sagrado.
    Yo en aquella época aún estaba estudiando pero algunas de mis primas y primos de más edad empezaron a tener niños y vamos era una locura. Si venían a casa con el niño, había que dejar todo lo que estuvieses haciendo e ir a adorar al niño pero literalmente. Las conversaciones giraban indefectiblemente en torno a las kakas, los biberones, lo lindo, lo perfecto, lo pluscuamperfecto, lo adorable, lo maravilloso que era aquel ser venido de las estrellas o caído del cielo.
    Era algo verdaderamente vomitivo. Y creo que no pasaba sólo en mi entorno porque era habitual oír en la radio o leer en la prensa consignas del tipo: “Los niños son lo más importante…” o “ni niño es el rey de la casa…”
    ¡Perdón! Los niños no pueden ser lo más importante. Serán importantes pero como lo es un adulto o como lo es un anciano. Ni más ni menos.
    De tanto hacer de los niños los reyes de la casa, han acabado soportando tiranos.

  6. Jorge

    Me temo que, si no quiere oír hablar sobre los hijos de la gente tendrá que cambiar de amigos y relacionarse únicamente con gente sin hijos. Ser padres te cambia por completo y eso se nota en las conversaciones. Si usted cree que eso es vomitivo, ya es su problema. Supongo que entraré en esa categoría, ya que no sólo hablo de mi hijo, sino que también escribo sobre él, por ejemplo en https://jorgesaezcriado.es/pequeno-superheroe/. Asumo que será un texto vomitivo para usted. Pero, la verdad, no me importa.Y sí, las conversaciones versan sobre pañales, lactancia, si tiene diarrea, si ha empezado a hacer pis en el orinal o todavía no, si tiene mocos y si son secos o viscosos y ese tipo de cosas. Totalmente normal. Lo cual no quiere decir que al niño no se le pongan límites, que sería el verdadero problema.

  7. Jorge

    Al escribir la respuesta se me había pasado que me hablaba de sus primos y no de amigos, pero el sentido sigue valiendo. Quería aclarar el matiz.

  8. Anonymous

    Vamos a ver Don Jorge:
    Una cosa es que se hable del niño igual que a veces uno habla del trabajo o de sus estudios y otra cosa monopolizar conversaciones en torno a un ser que no es más que un humano más.
    Si usted (y muchos otros)colocan a sus hijos por encima de los demás (mis hijos son LO MÁS importante)entonces están ustedes faltando al respeto a los demás.
    Yo no puedo cambiar de primos.
    Entenderá que el resto del mundo también queremos hablar de nuestras cosas, también tenemos preocupaciones e intereses que no siempre pasan por las kakas de un niño, ni por sus mocos.
    Digamos más bien que todo en su justa medida.
    Su hijo no es nadie especial, como no lo soy yo, ni lo es nadie. Sólo un humano más en un mundo plagado de ellos. Un humano más al que la vida dará pal pelo como suele decirse. La vida no será más benevolente con él de lo que lo es con los demás y no escapará de la muerte como no escapa ningún otro humano.

  9. Jorge

    Pues mire, sí, considero a mi hijo más importante para mí que usted. Y a mi mujer también. Y a cualquiera de mi familia y amigos también les considero más importantes que usted. Si le parece una falta de respeto, me da igual. A usted también le parece más importante su vida que la de los demás, por lo que se ve y nadie se queja.
    Si quiere hablar de otra cosa, no entiendo por qué lleva días hablando de niños. Parece que le interesa bastante el tema. O le obsesiona.
    Si no, busque a alguien a quien le interese aquello de lo que quiere hablar, y hable con ellos. Es fácil. Yo seguiré hablando con quien quiera de lo que quiera. Porque usted no tiene nada de especial, como bien ha dicho. O quizá sí y no se ha dado ni cuenta.

  10. Jorge

    Bueno, es una lástima pero voy a cerrar los comentarios al blog. Estoy preparando una nueva web en la que quiero importar las entradas y los comentarios de este blog, y como no quiero que se me pierda ningún comentario porque haga la importación y alguien ponga algún comentario en el antiguo, lo mejor es cerrarlos, hacer la importación y ya que todos los comentarios vayan al nuevo.
    Creo que esta conversación estaba yendo ya a un punto muerto, así que espero que no le moleste. Le agradezco su participación y le animo a ver lo especial de cada persona. Todos tenemos algo que nos hace únicos, especiales y dignos de consideración. Todos.
    Espero no tardar mucho hasta que la nueva web salga a la luz, pero revisar que estén bien todas las entradas y comentarios va a ser sencillamente terrorífico…